Desde las primeras menciones en el Códice Calixtino, en el s. XII, el Monte do Gozo siempre ha sido reconocido por los peregrinos como un lugar de inmenso valor emocional y espiritual. Y es que esta colina, de 380 metros de altitud, es el lugar del Camino Francés en el que se divisan por primera vez las torres de la Catedral.
Ejemplo de su importancia, es el hecho de que, a lo largo de la historia, el Monte do Gozo aparezca como el segundo lugar más citado del Camino, solo por detrás de la Catedral. Es también escenario de leyendas, milagros y tradiciones centenarias, como la de nombrar rey de la peregrinación al primer caminante que alcanzaba su cima cada día.
La importancia simbólica del Monte do Gozo explica que, en el año 1989, el papa Juan Pablo II lo escogiese para celebrar los actos centrales del Encuentro Mundial de la Juventud. Como conmemoración de esta visita, en la cima del monte puede admirarse un monumento obra de la artista brasileña Yolanda D’Augsburg Rodrigues.
Además, durante el Año Santo de 1993, se añadieron al mirador de Monte do Gozo las Esculturas de Peregrinos, realizadas por el escultor gallego, Acuña.